El déficit de atención es la dificultad para mantener la atención durante un tiempo determinado que genera problemas de memoria a corto plazo.
Los niños con este problema son niños dispersos que se distraen con cualquier estímulo irrelevante y que ante estímulos recibidos no son capaces de establecer un orden de prioridad para la ejecución de las tareas.
La hiperactividad es un exceso de movimiento, el niño presenta falta de autocontrol tanto corporal como emocional. La hiperactividad motriz tiende a disminuir según va creciendo y a modificarse o desaparecer en la adolescencia, en la que los movimientos son más sutiles (se tocan el pelo, juegan con objetos que tienen cerca…).
Los síntomas específicos de TDHA son la desatención, la hiperactividad y la impulsividad y, según el tipo que presente el niño, prevalecerán unos síntomas u otros.
Emocionalmente, los niños con TDHA muestran un desarrollo más inmaduro comparado con los niños de su edad sin afectar a su capacidad cognitiva. Podemos encontrar síntomas como:
- Baja autoestima o autoestima aparentemente hinchada, que puede afectar al rendimiento escolar, realizando atribuciones de sus éxitos o fracasos a factores externos.
- Aparición de sentimientos negativos, incluso sintomatología depresiva.
- Comportamiento infantil, inestabilidad y cambios de humor.
- Necesidad de llamar la atención, consiguiéndolo con conductas inadecuadas por ser más frecuentes que en otros niños.
- Dificultades en las relaciones interpersonales.
- Baja tolerancia a la frustración.
Los principales problemas asociados son:
- Bajo rendimiento académico
- Dificultades de aprendizaje.
- Retraso en la adquisición del habla.
- Problemas de sueño.
- Problemas de conducta.
- Dificultades en las relaciones familiares (a veces se relaciona la dificultad que presenta el niño para realizar las tareas que se le asignan como desobediencia o rebeldía).
- Baja autoestima y problemas de relación social.
El TDHA es crónico pero su curso varía a medida que el niño va creciendo, disminuyendo los síntomas de hiperactividad y manteniéndose el déficit de atención.
Existen factores que determinan un buen pronóstico en la evolución y curso del TDHA:
- Diagnóstico precoz
- Acuerdo entre los padres respecto a la educación y transmisión de valores positivos.
- Estabilidad familiar.
- Normas flexibles pero claras.
- Adaptación de las exigencias a las capacidades del niño, sin sobreproteger.
- Confianza de los padres en la capacidad intelectual del niño.
- Refuerzo positivo ante las conductas adecuadas y no utilizar el castigo físico para controlar la conducta del niño.
- Coordinación con el colegio entre los padres y profesores para trabajar en una misma línea y colaboración en doble dirección.
- Trabajo específico con el niño por parte del profesional respecto a rendimiento académico, aspectos emocionales (negativismo, agresividad, autocontrol, problemas de conducta, autoestima, resolución de problemas…), así como cualquier problema o aspecto psicológico asociado.
Respecto al tratamiento es importante que el niño sea valorado por su médico psiquiatra o neuropediatra que recomendará, si es necesario, un tratamiento farmacológico. Pero del mismo modo y de manera conjunta diferentes investigaciones demuestran que la terapia cognitivo conductual tienen un resultado eficaz en este tipo de problemas.
La intervención cognitivo conductual se centra en diferentes aspectos del niño que se ven afectadas como son la atención, autocontrol, planificación, autoestima, resolución de problemas, entrenamiento en habilidades sociales y problemas de conducta en colaboración con los padres.
Además de otros problemas que pueden aparecer asociados al TDHA con síntomas depresivos y ansiedad.
Esta intervención será planificada en función de las necesidades específicas del niño y su familia.
10 tips para facilitarte la interacción con el niño:
Pauta 1: Establece normas y límites al niño.
Como idea general comentaremos que lo principal es que los padres creen un ambiente familiar estable, consistente, explícito y predecible:
• Estable: el cumplimiento o incumplimiento de las normas siempre tendrán las mismas consecuencias para el niño.
• Consistente: las reglas no cambian de un día para el otro.
• Explícito: las reglas deben ser conocidas y comprendidas por ambas partes.
• Predecible: las reglas deben estar definidas antes de que se incumplan y no después. Una conducta inapropiada que realice el niño y que no está incluida en el reglamento no deberá ser sancionada. No obstante, deberá tenerse en cuenta para el próximo reglamento que se establezca.
Pauta 2: Presta atención a tu hijo.
Prestarle atención, escuchándole y hablándole con paciencia. Se debe explicar al niño cuál es su problema y los planes para ayudarle a superarlo para que así colabore y entienda el qué se esperar de él y porqué.
Pauta 3: No te olvides que los padres somos los modelos de los hijos.
Tener siempre claro que los padres son un modelo para el niño. Por lo tanto, delante de él siempre se ha de ser coherente y actuar responsablemente.
Pauta 4: Refuerza a tu hijo por su buena actuación.
Así ayudarás al niño a aumentar la confianza en sí mismo y su autoestima. Estimularle, haciendo hincapié en la calidad de sus ejecuciones por modestas que sean.
Pauta 5: Acepta a tu hijo y quiérele tal y como es.
Aceptarle tal y como es, también con el potencial que tiene para crecer y desarrollarse. Tratar de no generar respecto al niño unas expectativas inadecuadas, que están por encima de sus posibilidades.
Pauta 6: Establece rutinas que le faciliten la acción.
Procurarle, dentro de lo posible, una situación estructurada en casa. Mantener horarios, evitar una estimulación excesiva. Designarle un lugar tranquilo donde trabajar y jugar.
Pauta 7: Sé asertivo.
Utilizar la autoridad de forma asertiva, diciendo “no” cuando el niño pide o exige cosas poco razonables y expresar esas órdenes de manera clara, precisa y razonada.
Pauta 8: Procurad siempre que sea posible anticiparle cualquier cambio en sus rutinas.
Comunicarle con antelación cualquier posible cambio para que pueda ir adaptándose a él.
Pauta 9: Recuérdale lo importante que es “pensar antes de actuar”.
Comentar tranquilamente con el niño sus malas actuaciones, haciendo hincapié en la necesidad de pensar antes de actuar ya que lo contrario nos hace cometer más errores.
Pauta 10: Enséñale a reconocer los errores y ayúdale a encontrar una solución.
Ante los errores, comentarlos con el niño para que éste genere alternativas de solución. Sentaros con él, ayudarle a repasar lo sucedido y a generar maneras diferentes de actuar en situaciones similares que le ayuden a no cometer el error. Enseñarle que el problema no está en equivocarse o en el error en sí, si lo reconocemos y buscamos como arreglarlo o aprendemos de él para no volver a caer en lo mismo.
Comprendiendo el TDH - TDAH y siguiendo esta guía esperamos que puedas mejorar el día a día si tu hijo tiene déficit de atención e hiperactividad. Si quieres comentarnos tu caso no dudes en hacerlo respondiendo a esta entrada, o directamente de forma personal.