Cuando alguien nos recomienda acudir a un neurólogo, ya sea otro profesional sanitario o un familiar o conocido, nos genera una sensación de intranquilidad, miedo, desasosiego porque habitualmente asociamos la Neurología a trastorno grave, a trastorno irreversible, a trastorno degenerativo, a trastorno que provoca dependencia. Pero esto no es así.
Es cierto que en la Consulta de Neurología se manejan enfermedades con cursos dramáticos, pronósticos sombríos, que generan una discapacidad permanente, pero también se tratan enfermedades con muy buen pronóstico y en las que la ayuda de un buen profesional mejorará nuestra calidad de vida.
Vamos a intentar a lo largo de esta entrada desmitificar la visita al neurólogo, dándole un carácter tranquilizador y confiado y así evitar que el recelo que habitualmente genera la sola mención de que la consulta se vaya a producir.
Las principales motivos de consulta en Neurología tienen que ver con molestias, quejas, síntomas, que son muy habituales: El dolor de cabeza, la sensación de inestabilidad, el mareo, los despistes, las pérdidas de memoria son algunos de estos ejemplos. Las cuestiones clave en la mayoría de las enfermedades neurológicas tienen que ver con el tiempo de instauración, el curso de la molestia y la existencia o no de otros síntomas acompañantes.
¿Cuándo aparecieron los síntomas?. El tiempo de instauración:
Lo primero que suele definirse al acudir a consulta con el neurólogo es el momento desde el que se empezaron a tener los síntomas:
“ Tengo este mareo desde hace seis meses
“ me duele la cabeza desde la adolescencia
“ soy despistado desde que me jubilé
Son frases habituales en la Consulta y es la primera pregunta que el profesional suele hacer si el paciente no lo ha expresado espontáneamente.
De manera general podemos decir que un trastorno que aparece súbitamente es de origen cerebrovascular, epiléptico o accidental. Si es rápidamente progresivo, desde hace unas horas o pocos días, es de origen infeccioso o inflamatorio con un curso agresivo. Si se desarrolla a lo largo de semanas o meses puede ser infeccioso crónico, carencial, tóxico-metabólico, tumoral o inflamatorio moderado. Si por el contrario lleva años desarrollándose puede ser degenerativo o carecer de gran trascendencia.
Es esencial que el neurólogo conozca de manera aproximada desde cuándo han comenzado las molestias; es de gran importancia para todos los profesionales.
El curso de las molestias en Neurología:
Este es el segundo aspecto por el que el profesional suele interrogar, si como dijimos en el apartado anterior, no lo ha dicho espontáneamente el paciente.
Hay que saber si el curso es estacionario , “llevo así toda la vida, no se ha modificado nada”; si el curso es progresivo , “cada día que pasa la intensidad del síntoma es mayor, cada día me encuentro peor”; si el curso es recurrente, “el mareo va y viene, estoy mal dos días y luego una semana bien”; si el curso fue recortado, es decir, que duró un tiempo y desapareció “ estuve una semana mal y no volví a tener más síntomas”.
Habitualmente aquellos síntomas que no se modifican con el tiempo suelen tener carácter benigno, una migraña, por ejemplo. Los que tienen un curso progresivo pueden ser tóxico-metabólicos, tumorales, degenerativos. Los que tienen un curso recurrente suelen ser de origen inflamatorio u hormonal. Los que tienen un curso recortado suelen ser infecciosos o tóxicos.
El curso y la intensidad del síntoma en neurología son esenciales para establecer la gravedad y la celeridad de las medidas diagnósticas y terapéuticas que han de tomar los profesionales.
La existencia de otros síntomas acompañantes
Hay que saber si el síntoma por el que acude el paciente a consulta es aislado o forma parte de una constelación de síntomas. Es decir, debemos saber si además del dolor de cabeza, también tiene mareo o despistes que le hacen cometer errores en el trabajo.
En ocasiones, algún aspecto al que el paciente no le daba mucha importancia o creía que no tenía trascendencia puede ser lo definitivo para solucionar el problema. Por ejemplo, si un paciente se queja de falta de concentración y además le observamos que pronuncia mal y se traba al hablar, hay que preguntarle si está tomando alguna nueva medicación porque podría tratarse de un efecto adverso.
Por tanto, desde cuándo estamos teniendo los síntomas, el curso o intensidad de dichos síntomas y si se acompaña de algún otro son las preguntas clave que en la consulta nos va a realizar el neurólogo y debemos llevar preparadas.
Así que, ¿cuándo acudir a una consulta de neurología?
Siempre ante la aparición de los primeros síntomas y con la información acerca del tiempo de instauración, el curso de las molestias y la existencia de otros síntomas acompañantes preparada, de modo que el neurólogo pueda individualizar la atención neurológica y nuestra molestia o enfermedad sea mitigada de la mejor manera posible y podamos disfrutar de una mayor calidad de vida.